En este artículo vamos a intentar preocuparnos un poco más de qué es eso que se ha dado en llamar comunicación. Comenzaremos por intentar definir qué es la comunicación analógica y la comunicación digital cuales son las relaciones entre ellas, y por último haremos un pequeño estudio del contexto en el que se produce la comunicación y por ende de la realidad.
Por lenguaje analógico entendemos todo acto comunicativo con fuerza impositiva, es decir que impresiona a los intervinientes (no es lo mismo que alguien se despida de ti diciendo: «venga Juan, un beso» que que te dé un beso realmente, este beso se impone porque es real) además, la comunicación analógica tiene fuerza constitutiva del contexto; esto es, establece relaciones, sea entre los interlocutores ( puede ser, según Watzlawic, relación simétrica o de igualdad, relación complementaria o de jerarquía y relación de metacomplementaria) o bien entre ellos con el ambiente (explicaremos esto al hablar del contexto).
Por su naturaleza es una comunicación performativa, es decir, es una comunicación actuante y no meramente descriptiva (performativa tiene la misma raíz que performance, y es evidente que el arte de la performance, también llamado Arte de la acción, es un regreso a la realidad). Precisamente por las características esenciales de este tipo de comunicación no es verificable (falsable) en sentido lógico, ello es evidente si pensamos que la verificación consiste precisamente en la comprobación de realidad de un enunciado descriptivo; si digo que la mesa es verde y realmente es marrón, entonces mi afirmación es falsa. Mi afirmación será verdadera solo si fuera realmente verde, pero la comunicación analógica se actualiza en hechos comunicativos, actos del habla, y por tanto no es ni verdadera ni falsa, simplemente está siendo, es algo que se hace y no que se dice (aquí deberíamos citar a Austin). Lo que signifique este acto no está predeterminado, muy al contrario, será el contexto el que determine su significación.
Puede haber problemas de interpretación, eso es claro, pero como la propia comunicación constituye el contexto que determina su significado, sea o no lo que haya querido decir el emisor la respuesta del receptor influye en el mensaje, es decir, si una persona que recibe un beso lo interpreta como algo más que un saludo, como un gesto romántico, su actitud subsiguiente va a verse influida por esta comprensión y así puede dar un nuevo beso con un contenido amoroso, envolviendo también al que lo ha dado en un nuevo contexto en el que pueden pasar muchas cosas, y son sabidas; un bofetón, o una relación afectiva; algo similar ocurre en la famosa predicción autocumplida. Lo que quiero decir es que no es la intención lo que cuenta (al modo Griceano) sino más bien la interacción entre emisor y receptor, como si fuera un juego en el que lo fundamental es jugar a decidir o inventar un juego nuevo. Esto, claro, me recuerda a Wittgeinstein.
Otras características de este tipo de comunicación es que, al menos en lo que yo he podido deducir, no es autorreferente; esto es, no se puede decir con lenguaje analógico algo sobre la propia comunicación analógica; tampoco se pueden expresar conceptos abstractos como el vacío o la nada o los números irracionales. Con estas características es normal que necesitemos el lenguaje digital, a pesar de que con él se va a perder parte de una cosa muy importante, como es la fuerza impositiva de la comunicación.
Ahora debemos también hacer una advertencia, no nos hemos preocupado hasta ahora de distinguir entre «lenguaje» y «comunicación». No voy a meterme en discusiones sobre el tema porque no soy lingüista, pero quiero avisar de que utilizaré «comunicación» para todo hecho, sea voluntario o involuntario, que tenga fuerza comunicativa; es decir que genere comprensión o establezca o altere relaciones entre dos o más personas (sería interesante llamar también comunicación analógica a aquella que altera el contexto). Me reservo el término «lenguaje» para los actos comunicativos, es decir, los actos con intención comunicativa, aunque luego comuniquen algo distinto a lo que se quería comunicar e independientemente de que sea lenguaje verbal o no verbal, es decir a un beso de despedida, a un abrazo, los llamaré lenguaje analógico, pero a los titubeos típicos de un tímido enamorado ante su amada lo llamaré comunicación analógica en sentido estricto, pues también el lenguaje es comunicación.
Seguimos otro día con la comunicación o lenguaje digital.
Un saludo. J.M. Castinneira.