[Uxío PR] El ciclismo es un deporte increíble. Es fácil iniciarse. Como se suele decir la bicicleta es muy agradecida. Si esta semana rodamos todos los días diez kilómetros, la siguiente seremos capaces de rodar veinte. Sin embargo, si lo dejamos una semana nos olvidaremos hasta de montar en bici.
Esta intrahistoria tiene como protagonista a un asturiano muy aficionado a este deporte. Si lo pudieseis ver, jamás os lo imaginaríais. No tiene musculatura, ni aspecto de ciclista. Pero era imposible seguirlo en una subida. Sus pulsaciones tan bajas y su trabajo eran su arma.
Osvaldo, que así se llama, es un apasionado de la bicicleta. Entrena siempre que el trabajo se lo permite. Corre en un equipo amateur, en el que, poco antes de ocurrir los hecho más llamativos de esta intrahistoria, ingresó una chica, con un perfil más bien de «sprinter», a quien le gustaría seguir progresando su resistencia.
El caso es que a alguien del equipo se le ocurrió inscribirles en la competición del quebrantahuesos. Era una famosa etapa situada en Huesca que, como podréis adivinar, su nombre no es casual, no hay muchos ciclistas en el mundo capaces de superarla, ni siquiera a ritmo de tortuga y descansando. Es uno de los puertos más complicados del mundo.
Los que se atrevieron del equipo, entre ellos la chica y Osvaldo eran sin duda unos valientes. La competición tenía cierto seguimiento de la tv local, ya que también compiten ciclistas profesionales.
Antes de la carrera la chica bromeaba, «Con acabar me doy por satisfecha»
La etapa comienza y, como es lógico, al principio se mantienen todos agrupados. Lo duro empezará después. El primer pico del quebrantahuesos dejó atrás a medio pelotón.
Por fin, llegó el punto más complicado. Osvaldo observó cómo la chica «atacaba» intentando escaparse. Pronto todo el mundo lo intentaba y aquello se volvió un descontrol. Osvaldo mantenía el ritmo. La subida no parecía diseñada para que un humano la superase en bicicleta.
En el pico de mayor inclinación muchos dijeron basta. Osvaldo observó cómo alcanzaba a la chica, completamente exhausta al no haber medido bien el esfuerzo. Si no seguía pedaleando iba a tener que abandonar.
Ni corto ni perezoso, nuestro protagonista agarró el sillín de la chica con el brazo derecho. Comenzó su ataque, aumentando el ritmo mientras tiraba de la chica.
Imaginaos la estampa. Nadie daba crédito, Osvaldo llevaba una ciclista a remolque y estaba adelantando corredores en una de las etapas más duras del mundo.
Finalmente, su puesto fue el 27, un resultado increíble para un ciclista amateur. Pero sin duda, lo más increíble fue la forma de acabar la etapa, nadie podía creer que el quebrantahuesos pudiese subirse tirando de otro ciclista.