Intrahistoria: El teléfono

 
Imagen, niña al teléfono

Imagen de Zaragozaciudad.net «**O teléfono**» (_traducción al castellano abajo)_ Imoslle chamar María a rapaza desta intrahistoria. María era unha rapaza duns sete anos. Rondaremos o ano cincuenta, cando as cousas aínda eran grises pola lembranza da guerra, e a verba fame tiña o seu senso verdadeiro. A rapaza pasaba un bo tempo na casa da súa avóa, Consuelo, onde, como é lóxico, estaban tamén as súas tías; unha delas Tucha, que vivía tamén alí. Tucha era moi boa. Ó principio María non sabía porqué a súa tía pasaba tanto tempo sentada; nin cómo era que non podía comer por si mesma, ou cómo era que non movía os brazos, nin os dedos apenas. No tempo da nosa historia, xa con sete anos, a nena sabía que Tucha tiña unha enfermidade moi grave que lle impedía moverse. Foi a propia Tucha quen llo explicou. Pero isto non é unha historia triste. María aprendeu moito das súas tías, claro, pero sobor de todo dela; que ata lle ensinou a escurrilo pano, pero non coma os homes, coas mans mirando pra baixo, senón como se debe facer, coas mans mirando ó ceo: * Mira nena, vas ir o bar da Rosana… Sí, muller, o que lle chaman «A Mina» que te leva o teu avó… * ¡Ah si! * Bueno, pois vas chamar polo teléfono… É moi fácil, non lle teñas medo. Falas coa Rosana para que che indique, e lle das os cartos ¿Escoitas, nena? * Si, tía si. * Bueno, _logho_ marcas o número da centralita, que cho digha a Rosana que eu _aghora_ non me lembro. _Logho_ dislle a muller da centralita que te poña co Doutor Alfredo e lle das o número que cho teño aló nun papel, colleo ti miña raiña ¿Atendes, non che vexo moi convencida? * Sí, tía sí, pero… * Nada, que o pero non madura, veña, atende neniña. A da centralita ha te dicir que _aghardes_ un pouquiño, mentres _aghardas_ non te movas dalí, neniña. Se queres pídeslle un _augha_ á Rosana que xa lla _paghará_ o teu avó. ¿Vale? * ¿Pero qué rapaciña, que lle foi? * Que a min non me _ghusta_ ir onde a Rosana. * ¿E _logho_ porqué? * Porque ten moito peito, e lle fai así… e pon o peito enriba da barra e lle dí ó avo: «A ver Manolo que vai ser»… e… e ademáis ela dí que ten mala leite… Pero eu coido que ó avó lle gosta. * …. ¡Ai meniña! Pero que _grasia_ tes… e _logho_ porqué dis que ten mala leite a Rosana? * Porque o avó estaba a falares con ela e dixo algo do Zodíaco, que iso xa mo explicou Xavieriño, e dixo que ela era Leo, e o avó díxolle que ese era un signo moi forte, e fíxolle grous e ela dixo que «Que mala leite tamén lle tiña». * Bueno, neniña, eso son cousas de maiores. Ala, ala, non sexas lacazana, e dille a Rosana de parte da túa tía Tucha, que tape mais o seu, e _aghora_ marcha neniña. Vai pola rúa da dereita e non fai falla que cruces ¿Atendes? * Si, tía, si… pero é que… * Nada neniña… ¿Non será que lle tes medo de falar polo teléfono? * … E se me ele-trocuto? * ¿Pero meniña, como te vas electrocutar? * … Xavieriño díxome que cos aparatos eses hai que ter coidado que te podes eletrocutar. * Sí mulleríña, pero non lle fagas caso o teu irmán, co teléfono non te electrocutas qué é de plástico… * …¿É de plástico? * Sí, é de plastico… Veña meníña, non sexas mala que tes que falar co Doutor Alfredo ¿Vale? e lle dis que veña, cando poda, a visitar a túa tía Tucha ¿Vale? * ¿Estás enfermita? * Si, estou… E por iso tes que ir onda o teléfono a falar co Doutor Alfredo. * … Bueno, iréi; pero só porque estás malita; e lle digho a Rosana que fale éla primeiro que eu non me quero eletroucutar… * Bueno neniña, dille entón a Rosana… Pero vai axiña nena, que senón o Alfredo marcha da consulta. Seica pasa o tempo. Fai corenta anos nin había teléfonos nas casas, hoxe  aquela María que non quería falar polo teléfono, agora xa manda emails. «**El teléfono**» Le vamos a llamar María a la chica de esta intrahistoria. María era una niña de unos siete años. Rondaríamos el año cincuenta, cuando las cosas aún eran grises por el recuerdo de la guerra, y la palabra hambre aún tenía su auténtico significado. La niña pasaba un buen rato en la casa de su abuela Consuelo, donde, como es normal, estaban también sus tías. Una de ellas, Tucha, vivía también allí. Tucha era muy buena. Al principio María no sabía porqué su tía pasaba tanto tiempo sentada; ni cómo era que no podía comer por si misma o cómo no movía los brazos, ni los dedos apenas. Ya con siete años, la niña sabía que Tucha tenía una enfermedad muy grave que le impedía moverse. Fue la propia Tucha quien se lo explicó. Pero esta no es una historia triste. María aprendió mucho de sus tías. Sobre todo de Tucha, que hasta le enseñó cómo escurrir un trapo no como los hombres, con las dos manos mirando hacia abajo, sino cómo se debe hacer, con las manos mirando al cielo. Un día le dijo: * Mira nena, vas a ir al bar de la Rosana… Sí, mujer, al que le llaman «A Mina» que te lleva tu abuelo. * ¡Ah si! * Bueno, pues vas a llamar por telefono… Es muy fácil, no le tengas miedo. Hablas con la Rosana para que te indique, y le das los dineros ¿Oyes, nena? * Sí, tía sí. * Bueno, luego marcas el número de la centralita; que te lo diga la Rosana que yo ahora no me acuerdo. Luego le dices a la mujer de la centralita que te ponga con el Doctor Alfredo y le das el número, que te lo tengo allá en un papel, cógelo tu mi reina ¿Atiendes, no te veo muy convencida? * Sí, tía, si, pero… * Nada, que el pero no madura. Venga, atiendeme, nena, la de la centralita te dirá que esperes un poco, mientras esperas no te muevas de ahí. Si quieres le pides un agua a la Rosana que ya la pagará el abuelo ¿Vale?… ¿Pero mujer qué fue? * Que a mi no me gusta ir a donde la Rosana… * ¿Y entonces porqué? * Porque tiene mucho pecho y hace así… y pone el pecho encima de la barra y le dice al abuelo; «A ver Manolo qué va a ser»… y… y además dice que tiene mala leche… Pero yo pienso que al abuelo le gusta. * ¡…Hay! Niña, pero que gracia tienes… ¿Y entonces porqué dices que tiene mala leche la Rosana? * Porque el abuelo estaba hablando con ella y dijo algo del Zodiaco, que eso ya me lo explicó Javierito y ella dijo que era Leo, y el abuelo que ese era un signo muy fuerte, y le hizo _grous_ y le dijo que «Hay que mala leche también tenía»ç * Bueno, mujer, eso son cosas de mayores. Ala, ala, no seas vagoneta. Le dices a la Rosana de parte de tu tía Tucha, que tape más lo suyo y ahora marcha nena, vete por la calle de la derecha; no hace falta que cruces. ¿Atiendes? * Sí, tía, si… pero es que… * Nada neniña… ¿No será que le tienes miedo a hablar por el teléfono? … ¿y si me ele-trocuto? * ¿Pero mujer, cómo te vas a electrocutar? * … Javierito me dijo que con los aparatos esos hay que tener cuidado que te puedes eletrocutar. * Si, mujer, pero no le hagas caso a tu hermano que con el teléfono no te electrocutas que es de plástico… * … ¿Es de plástico? * Sí, es de plástico… Venga, nena, no seas mala que tienes que hablar con el Doctor Alfredo ¿Vale? y le dices que venga cuando pueda a visitar a tu tía Tucha ¿Vale? * ¿Estás enfermita? * Sí, estoy… y por eso tienes que ir al teléfono para hablar con el Doctor Alfredo. * … Bueno, iré; pero sólo porque estás malita; y le diré a la Rosana que hable ella primero que yo no me quiero eletrocutar. * Bueno, neniña, dile entonces a la Rosana… Pero vete pronto, nena, que sinó el Alfredo marcha de la consulta. Parece que pasa el tiempo. Hace unos cuarenta años ni había teléfonos en las casas, hoy, aquella María que no quería hablar por el teléfono, ahora ya manda emails.