[Uxió PR] Hace ya muchos años, más que la percepción que tengo de ellos. Cuando era niño, tenía un amigo con una desbordante imaginación. Era tal que nos contagiaba a todos con sus inquietudes. Un día me llamó por teléfono porque tenía una sorpresa que enseñarme. Allá fui, me condujo hasta unas largas escaleras que nunca había visto. Esto era muy raro porque nuestro barrio lo conocíamos como la palma de la mano.
Las escaleras eran muy largas, con un pequeño descanso llano en el medio. La sorpresa, eran unos extraños tubos de plástico. Por entonces no me había dado cuenta, pero analizándolo, hoy sé que se trataba de la parte de abajo de una mesa de bar, con la parte de inferior en forma de cuadrado, y las patas en forma triangular hacia arriba. La verdad, no tenía ni idea de en qué consistía la sorpresa.
Pronto vino la explicación. Mi amigo había ideado una manera de bajar las escaleras sin apenas esfuerzo. Uno se sentaba sobre la parte posterior del cuadrado (apenas a centímetros del suelo); apoyaba los pies en la parte delantera y ponía las manos en los triángulos para conservar la estabilidad. El resto lo hacía la gravedad. Era increíble lo rápido que uno bajaba en aquel armatoste y lo tremendamente divertido que era. Eso sí, en el descanso de la escalera había que cargar con él para después seguir bajando.
Los demás niños (y no tan niños) del barrio no tardaron en vernos y unirse al juego. Llegó a haber colas de más de veinte personas para lanzarse por las escaleras montado en las patas de la mesa, y público ni te cuento. No todo el mundo se atrevía a tirarse. Pronto no fue suficiente, encontramos otras patas de mesa (iguales a las primeras), y empezamos a montar carreras a ver quién bajaba más rápido. Pero mi amigo aún lo exprimió más.
Creó todo un ranking mundial. Había categorías en las que podías ir ascenciendo, había que superar unas pruebas que tenía pensadas. Para entrar en el ranking simplemente tenías que tirarte una vez, entonces estarías en el nivel principiante, el primero de todos ellos. Para pasar a nivel avanzado tenías que tirarte mientras cinco niños te tiraban semillas de eucalipto. Si querías llegar a profesional, te tirabas contra las patas de la otra mesa, sólo era cuestión de echar el cuerpo hacia atrás para que no te diese en la cara, tan sólo un pequeño impacto en el pecho, sin peligro para todos los que la pasamos.
Mi amigo se inventó una categoría para el creador del juego, nivel profesor; sólo él sabía cómo llegar hasta ella. Todos intentábamos ascender, y no todo el mundo se atrevía con las pruebas. Lanzarse contra la mesa impresionaba mucho, aunque si se sabía hacer no era peligroso. Yo conseguí llegar hasta la categoría profesional, pero hubo un chico que nos superó a todos; se le ocurrió tirarse por la valla de piedra que iba por el lateral de las escaleras, sin duda lo más peligroso de cuanto se hizo. Mi amigo tuvo que invertarse una categoría nueva para él, superior a todas las conocidas, «Hyper mega profesor 2600», o algo así (lo de 2600 tiene su explicación, por cierta consola de videojuegos).
El caso es que durante semanas este juego centralizó la atención de todos. Su inventor tenía tanta imaginación que nos inspiraba, y también creábamos juegos que se harían famosos, pero eso será otra intrahistoria. El presente juego de la escalera terminó el día en que misteriosamente desaparecieron las patas de las mesas. Una pena… todavía hoy me pregunto cómo no hubo ningún herido… ¿Será que antes los niños era de otra pasta? ¡Menudo tópico!