Por Uxío P.R.
Ostrás, pero, ¿Cómo se te ocurrió irte hasta allí?
(Risas) No se me ocurrió. Llevaba más de un año sin trabajar y estaba un poco desesperado, me ofrecieron la instalación de una televisión local en Guinea, pagaban pero que muy bien, y allí me fuí.
Así que allí te fuiste… y ¿cómo era un día de trabajo normal?
Me daban un 4×4 y allá me iba a instalar antenas a los lugares más recónditos, no tienen carreteras sino caminos marcados por el paso de los vehículos por la selva, cada poco tiempo me encontraba un «control» del ejército.
A saber si eran militares oficiales, o unos cualquiera, pero no tenían reparos en dispararte con los kalashnikovs, si te lo saltabas; era muy fácil pasar sin darte cuenta porque apenas eran una caña apoyada en un barril, pero si te los saltabas te disparaban, así que había que ir muy atento.
La empresa me daba todos los días un fajo de billetes para los sobornos, si no se lo das te tienen horas parado, y es imposible trabajar, aparte de la impresión de estar rodeado de varios tíos armados que ni sabes de dónde salen…
Menudo miedo, y ¿encontrabas los sitios a los que ibas?
Buff, había veces que lo pasabas realmente mal, vas con el GPS y un teléfono satélite por si te pasa algo, lo cual es muy fácil, y si no pides ayuda nadie va a encontrarte.
Lo peor era el clima, intentaba hacer los viajes largos los días que más soleado estaba, pero a medio camino, miraba al cielo y ya estaba cerrado, las lluvias son como un monzón.
Y claro, no hay asfalto y todo se embarra, en ocasiones no había 4×4 que se mantuviese en el camino, imagina, a 20 por hora y derrapando hacia todos lados, volanteando y contravolanteando.
Una vez pasaba al lado de un precipicio, me patinó el coche y me quedé como, a tres centímetros de la caída, y con el coche encallado, tenía que utilizar la cuerda para sacarlo cada dos por tres.
Además había que llevar siempre varios bidones de gasolina, ya que allí apenas hay gasolineras, y ruedas de repuesto, fundamentales porque en los pedregales era común pinchar.
Buuf, no me gustaría verme en algo así, pero a nivel de naturaleza tuvo que se una pasada ¿verdad?.
Ni te lo imaginas, África tiene sin lugar a dudas la mayor y más pura belleza natural del planeta, en el coche llevaba siempre una cámara réflex, y menudas fotos que sacaba, un día las traeré para enseñártelas.
Desde el coche veía gorilas, grandes felinos… en fin, cosas increíbles, pero prefería no pararme donde estaban, eso de que se te puedan acercar… te asusta.
Oye y ¿qué tal los aviones para llegar hasta allí?
No me hables, haciendo escala en Casablanca nos subieron a una avioneta que estaba viejísima, daba unos tumbos…, y el aeropuerto es una pista vieja con aviones oxidados en el fondo, están pero como si no estuvieran, la terminal era un edificio pequeñito, se hacía interminable.
¿Volverías?
Si fuese joven igual me lo planteaba, pero a mis 50 años no me quedan ganas de más fiesta, fueron tres meses allí, y comprobé que cada día me la jugaba, creo que no, no volvería. Lástima porque aquello es precioso…