La información es, a día de hoy, el activo intangible de mayor valor existente en el mundo; supone la diferencia entre obtener o no beneficios; es el motor que permite a una nación desarrollarse y avanzar, por esto son de vital importancia los centros de información y documentación, ya que sirven este valor.
¿Cuántas veces has oído decir que vivimos en la Sociedad de la Información, de las TIC? Toda empresa tiene una Base de datos, todo científico necesita consultar artículos, todo gobierno necesita información, de hecho cantidades ingentes de documentación. Internet y las telecomunicaciones han facilitado el intercambio de información, pero también lo han masificado; y, de alguna manera, lo ha prostituido; es tan fácil divulgar información útil como mentiras que buscan dañar o hacerse populares.
Para buscar el origen de este fenómeno hemos de remontarnos a la finalización de la Segunda GM. Evidentemente la necesidad de organizar la información se manifiesta mucho antes con Paul Otlet y su “Tratado de Documentación” (1934), pero es a mediados del siglo XX cuando se produce el fenómeno de la “Explosión Documental”.
Este fue un momento de una importancia extrema, los seres humanos hemos llegado a conseguir todos nuestros logros gracias a que, al igual que las hormigas, compartimos la información; las hormigas dejan un rastro de feromonas que son interpretadas por otras, y gracias a ello pueden decidir cuál es el camino más corto a la comida, por ejemplo u otras pequeñas dosis de información. Con nosotros ocurre lo mismo, nadie es el inventor de nada, “simplemente” recogemos el trabajo realizado y damos un paso más. Las especies que comparten la información de manera organizada son las que más logros consiguen.
El problema es que a veces nos cuesta encontrar esas feromonas en concreto, porque existen billones de ellas, en Internet hay 161,000 millones de Gygabits de información, y lo que es más increíble, toda esta información digital equivale aproximadamente a 3 millones de veces la cantidad total de libros escritos en toda la historia de la humanidad (hay que ver si nos enrollamos cuando nos dejan; para muestra este artículo).
El fenómeno del ruido documental se produce cuando, tras realizar una búsqueda de información, obtenemos una excesiva cantidad de resultados, estos resultados además no estarán estructurados y en su mayoría no nos interesan, con el resultado de que nos costará mucho encontrar entre estos resultados lo que necesitamos, con ello se pierde tiempo e incluso dinero si estamos trabajando (para una empresa). El ruido documental no sólo se puede producir tras una búsqueda en Google, sino también en el OPAC de una biblioteca, o en el correo electrónico atrasado o en múltiples lugares donde se busca información. Llamamos silencio documental al fenómeno contrario.
El ruido y el silencio documental se presentan debido a diferentes causas. Una de ellas es la ausencia de una utilización óptima y adecuada de lenguajes documentales que normalicen y orienten los procesos de análisis de la información y por ende los procesos de recuperación de la misma. Con tanta información, parece evidente que debemos prestar atención a su optimización.
«Información y Ruído documental» by Uxio PR
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