Este es un problema que me ha preocupado desde hace tiempo; al menos desde que leí el famoso poema de Fernando Pessoa:
El poeta es un fingidor.
Finge tan profundamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que en verdad siente.(…)
El problema ha sido tratado por autores como Goethe, Nieztche, Heidegger, María Zambrano… Pero ellos han tratado el problema desde el punto de vista filosófico; nosotros, que no estamos a su altura, vamos a tomar un prisma un poco menos ambicioso. De primera mano, vamos a situarnos en la visión poética, no en la filosófica, así que no queremos hablar de «La Verdad» nos basta con ser capaces de decir algo verdadero en poesía, sea lo que sea.
La cuestión es la siguiente ¿Cómo llenamos un poema de realidad? Es evidente que podemos juntar un montón de palabras y expresiones poéticas y hacer un poema tan bonito como cualquier otro. Tengo un amigo que decía que con usar «amor», «alma», «ocaso», «destino» y hablar del desamor ya podíamos hacer un poema perfecto. No está de más un poco de aprendizaje de los ritmos y las rimas; más que nada para reforzar una la composición poética que se anuncia tan pobre. En nuestro empeño nos ayudará mucho estudiar las estrofas clásicas, como el soneto o la lira. Finalmente siguiendo estos pasos obtendríamos algo como esta pequeña lira sin mucha dificultad:
Ya mi destino quiere
hacer llorar mi alma tanto tiempo…
Amor que tanto hiere
aumentando este lamento.
¿Vencerá el ocaso mi descontento?
Ahora, como suena un poco cursi, podemos modificarla, «desestrofarla» levemente; obtendríamos algo así:
Ya mi destino quiere
hacer llorar mi alma.
Me duele
este amor que tanto hiere
aumentando, a gritos, este lamento de verme aquí tirado.
No sé,
no sé
si vencerá el ocaso, al caer el sol,
mi descontento
Vale, no es el mejor poema del mundo pero da el pego. Lo acabo de hacer sin pensar en nada; no estoy más triste que de costumbre, ni sé de qué lamento se habla, ni qué es ese amor que tanto hiere. Simplemente he tomado las palabras más usadas en poesía y las he juntado. Luego he usado un tono triste y punto.
Estoy seguro que poco a poco podría ir haciendo poemas de más y más calidad con esta técnica, independientemente de la «realidad» de lo dicho. Reconozco que ahora estoy un poco desentrenado, pero en «Pequeño estudio de la verdad» utilizé, un poco, esta idea de «desestrofar»; aunque allí sí que intentamos ser sinceros, y no nos quejamos del resultado.
Está claro que un poema como el que acabamos de hacer no dice nada real ¿no? Sin embargo, algunos poetas han defendido que el poema se independiza de su autor; así que realmente no importa si el autor sentía o no lo que dice que sentía, lo que importa es la verdad del poema en si mismo. Según esta idea el poema adquiriría una verdad propia fundada en su coherencia interna. Es decir, nos sonaría raro si alguien dijera «tanto te quiero que huyo cuando te veo»… No sé, eso no parece coherente. Por el contrario parecen más coherentes otras expresiones como «me muero si no estás» o «por ti me muero» etc… Veamos la última famosa estrofa de este poema del gran Garcilaso:
Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida
por vos he de morir y por vos muero.
Este es un tipo de coherencia más o menos conocida en poesía, todo el mundo sabe que no es verdad, que en realidad el pobre Garcilaso tenía más probabilidades de morir de una gripe que de ausencia de la amada. Sin embargo a nadie le suena raro esto. Parece también claro que Garcilaso no ha nacido gracias a su amada; pero a nadie extraña este tipo de licencias ¿Porqué? pues parece que exista un tipo de coherencia poética distinta a la «coherencia real» (por así decirlo). Debe ser un tipo de coherencia similar a la que comentábamos cuando hablamos de las metáforas.
Podemos entender, aún así, que en el fondo lo que le pasa a Garcilaso es que está expresando esa sensación que tiene como de morirse, y que esta pequeña «mentira» (o verdad metafórica, si se quiere) no deja de ser sino una licencia poética que no le quita sinceridad al poema. Precisamente puede suceder todo lo contrario porque provoca en el lector una imagen más precisa del intenso dolor que siente el poeta, al menos una imagen más adecuada que si dice simplemente «me duele mucho tu ausencia».
Todo esto nos empieza a colocar en una situación un tanto incómoda, y que hace que me empieze a retorcer en mi silla. Recopilando, resulta que en poesía, está permitido mentir para ser sinceros. Pero esto en el fondo no nos acaba de convencer ¿Que pasa no se puede hacer poesía diciendo directamente la verdad? Además, este tipo de licencias, en su mayoría, están tan usadas y manidas que no hacen a un poema más bello sino al contrario, lo hacen mediocre; (No me refiero, claro, a Garcilaso, él es el maestro, los demás lo imitamos vulgarmente) Parece que el propio Garcilaso se había dado cuenta de esta pequeña paradoja, y así escribe lo siguiente:
Señora mía, si yo de vos ausente
en esta vida turo y no me muero,
paréceme que ofendo a lo que os quiero,
y al bien de que gozaba en ser presente;
El maestro, otra vez, nos ha ganado, en este poema expresa esa misma idea del sentimiento de dolor tan profundo por la ausencia de la amada pero ya no con un «me muero si no estás» sino con un; «si estando vos ausente no me muero, me parece que ofendo a lo que os quiero» lo cual no sólo tiene una coherencia poética sino una coherencia real, y aunque a algunos les parezca menos poético, a mi me parece, simplemente, genial.
Hasta aqui la primera parte.