Metáforas

 

Hace tiempo que quiero inaugurar una nueva sección en Entelequia. Antes había titulado esta sección «Definiciones» pues era el título de un poema que había escrito hace tiempo y está incluído en «Pequeño estudio de la verdad». Pero he decidido llamarla simplemente «Metáforas»

En esta sección no vamos a escribir lo que al uso se entiende por definiciones, como si quisiéramos hacer ahora un diccionario, sino todo lo contrario. Vamos a intentar definir lo que no se puede definir, el amor, el tiempo, la felicidad, el pensamiento, la realidad… y digo que va a ser todo lo contrario porque definición es, en sentido estricto, encontrar el sentido objetivo de un concepto, pero eso no es lo que vamos a hacer aquí, sino al revés. Vamos a buscar el sentido «al uso» de un concepto, vamos a ver si ese sentido «al uso» es lógico y vamos a decidir, para nosotros, cual es el sentido que más nos convence. Precisamente por ello, porque vamos a decidir qué es lo que nos convence a nosotros, puede suceder que haya distintas definiciones del mismo concepto, pero eso no es malo ya que enriquece y amplia nuestro horizonte, eso, precisamente es lo que pretende esta sección.

Con este artículo inauguramos la sección de Definiciones.

Como dice George Lakoff en «Metáforas de la vida cotidiana» normalmente nuestro mundo conceptual está estructurado metafóficamente. Es decir, interpretamos los conceptos utilizando metáforas. Estas metáforas no son metáforas aisladas sino que forman un todo coherente. Estamos inmersos en una especie de mundo metafórico que utilizamos. Por ejemplo:

Algunas metáforas

Arriba/Abajo.

Solemos pensar que arriba es mucho, abajo es poco. Decimos «el precio del petróleo está por las nubes» o «El precio de la patata está por los suelos» … Esto es coherente con la siguiente idea; normalmente mucho es buenoy poco es malo (nótese que sólo normalmente, por ejemplo que el precio del petróleo sea mucho no suele ser bueno, salvo para el vendedor claro). En coherencia con esto (arriba-mucho/abajo-poco) lo bueno suele estár arriba, lo malo abajo. Decimos «está por las nubes de contento» como algo bueno, y decimos «está por los suelos», como algo malo. Estas metáforas pueden estirarse un poco; podemos pensar que las personas que están muy contentas están alejadas de la realidad; decimos «está con la cabeza en la luna» para quien es muy despistado. Las personas tristes, que «están por los suelos», suelen ser fácilmente objeto de humillaciones «haré que muerdas el polvo» o se humillan ellas mismas, como cuando decimos «esta persona besa la tierra que pisa tal otra». Dicho todo lo cual no es extraño que la gente buena se vaya al cielo al morir, que está arriba y la gente mala al infierno, que está abajo ¿verdad? Vaya coincidencia.

Nótese que este sistema es tan coherente que no sólo se aplica al lenguaje verbal; también al no verbal; por ejemplo, si vemos una flecha hacia arriba significa que sube algo, eso suele ser bueno, no en vano tenemos los famosos iconos del «me gusta» y «no me gusta» del Facebook. No sólo eso; también es claro respecto el comportamiento de la gente. Podemos ir «con la cabeza alta» (mirando arriba), eso significa que vamos bien, que estamos contentos, seguros de nosotros mismos. O podemos ir «cabizbajos» (mirando al suelo) que significa todo lo contrario. También suele ser malo o humillante «arrodillarse» (irse al suelo) y suele ser bueno, «Ponerse sobre los hombros». ¡Pero no acabamos aquí! Esto afecta también a nuestra forma de percibir si enfocamos a alguien con una cámara desde abajo (un contrapicado,) veremos a la persona a la que enfocamos como alguien superior, la vemos arriba, grande, fuerte… (arriba es mucho y es bueno). Si la enfocamos desde arriba; es decir, la vemos abajo; la cosa cambia, será pequeña, insignificante, humillada (abajo es poco y es malo). Quizá, esto que estamos comentando ahora es el soporte de todo este sistema coherente y metafórico del arriba y abajo.

Las ideas son construcciones:

Las ideas son construcciones. Decimos «Tiene una cabeza bien amueblada», «su teoría falla por los cimientos», o «sus ideas están bien estructuradas»…o simplemente, «esta idea es el soporte de esta otra». El tema no sólo se refiere a la estructura de la construcción sino también a su aspecto; «Tiene un pensamiento muy ecléctico» o » muy austero» o «muy barroco» o «muy artificioso» o «poco sólido». También cuando expresamos ideas; «Este argumento está bien construido» o «Eso que me cuentas no me encaja para nada». Hay veces que nos quedamos enganchados, atorados en una idea.

El pensamiento es una caja.

Solemos considerar, también, que nuestro pensamiento es una «caja» donde metemos las cosas que vemos y tocamos. Esta «caja» puede estar llena o vacía; así decimos «tiene una cabeza bien amueblada» o «no tiene nada en la cabeza» o «tiene la cabeza llena de serrín»o «no me cabe en la cabeza»

Curiosamente, esta metáfora ha sido ampliamente estudiada en filosofía, aunque con unos términos más técnicos. Se habla de la consciencia como continente, aunque ya Husserl apuntaba a una nueva metáfora, y también Heidegger que hablaba de la conciencia como luz, pero una luz que no ilumina a las cosas sino que sólo se ilumina a si misma.

Vivir es un camino que hay que recorrer.

Esta idea suele ser común a todo el mundo, y se suele completar con otras metáforas. Decimos cosas como «ha llegado muy lejos en la vida», «ha llegado al final de una etapa», «Está llegando al final del camino», «Estamos a mitad del camino» para referirnos a distintas situaciones vitales. Nótese que realmente esto no tenía porqué ser así; de hecho mucha gente interpreta la vida como una lucha, otros como un bufé, otros como una partida de cartas… o una caja de bombones…

El tiempo es un sitio en el que se está o se va a llegar o se ha pasado.

Evidentemente esta metáfora tiene una importante relación con la anterior; precisamente el tiempo, es el tiempo vital; el de cada uno. No es extraño que la vida sea un camino y el tiempo sea cada una de los sitios por los que transcurre ese camino, decimos; «Es una persona que está fuera del tiempo que le ha tocado vivir» o «caminamos hacia un futuro prometedor».

Pero el tiempo también puede ser algo que se tiene y que es valioso si se aprovecha. Decimos «no tengo mucho tiempo», o «el tiempo es oro» o «ha perdido el tiempo». Ahora incluso tenemos «bancos de tiempo» que sin duda, es una idea que se funda en la metáfora que acabamos de decir «el tiempo es oro»

Coherencia del sistema metafórico:

Estas metáforas se incluyen en un entramado coherente y relacionado entre sí. Ya lo hemos visto con el Arriba/Abajo; o con la vida y el tiempo. Eso permite, por ejemplo que podamos crear nuevas frases hechas perfectamente comprensibles; si yo digo «estoy volando» o «esta teoría falla sólo por el tejado» o «voy a hacer un descanso en mi vida» todo el mundo, en principio, y con mayor o menor esfuerzo entiende perfectamente lo que quiero decir y eso que son expresiones plenamente metafóricas, de lo contrario tendríamos que interpretar que yo me encuentro volando «realmente» o que esta teoría tiene «las tejas rotas o mal puestas»; lo cual no tiene sentido alguno.

Pero lo más curioso de esto es que si lo pensamos detenidamente es claro que son metáforas, pero verdaderamente nadie las interpreta como tales. Nadie es verdaderamente consciente de que se están utilizando metáforas para hablar, y nadie, le diría a alguien que utilice estas expresiones (aunque fueran creaciones propias como las que acabamos de hacer) que está siendo un poeta.

Ahora me acuerdo de Gianni Rodari que decía que para hacer historias a veces basta con interpretar realmente este tipo de expresiones. Poniendo un ejemplo del propio Rodari, si interpretamos literalmente la expresión: «esta persona es muy transparente» (lo cual significa que es sincera y que no oculta nada) tendríamos que crear un personaje de cristal al que se le vieran todas las ideas a través de su cabeza, lo meteríamos en un mundo lleno de personas iguales que él, un mundo sin mentiras; pero en esto viene el villano, un sombrerero, que introduce la mentira en el mundo ocultando las ideas. Consigue poner de moda los sombreros y con esto permite la mentira.

Otra de las cosas que determina que existe realmente un sistema metafórico coherente es precisamente que podemos utilizar distintos tipos de metáforas para expresar ideas complejas.

Efectos de las metáforas.

Bueno, hemos analizado algunas de las metáforas más importantes que afectan a nuestra forma de expresarnos, pero lo cierto es que también afectan a nuestra forma de pensar y de comportarnos. Las metáforas nunca son neutrales. Hay algunas metáforas que aunque parezcan inocentes pueden llegar a ser muy peligrosas. Así por ejemplo, la metáfora del identitarismo que se da en algunos nacionalismos radicales, tiende a interpretar una nación como un estado y a su vez como una persona; en mi opinión es una metáfora verdaderamente peligrosa. Simplemente interpretar una comunidad como un individuo puede ser también peligroso, es la yoificación del nosotros; produce la supresión de las individualidades. En este sentido otras metáforas como la nostrificación del yo, entender que no existe yo sino dentro de un nosotros, son mucho más favorables para la convivencia.

Otra metáfora con la que no suelo estar de acuerdo es pensar que hay personas buenas y personas malas, aunque sólo sea por un defecto de mi, espero, futura profesión. Creo que lo importante no es saber si una persona es buena o mala, no se juzga el carácter, sino los hechos concretos que una persona ha hecho. La metáfora de los buenos y los malos tiene efectos muy peligrosos, porque se suele interpretar que los malos merecen que se les trate mal, no queda claro cuanto de mal, pero a lo largo de la historia los castigos penales han sido verdaderas barbaridades que hacían los «buenos», a veces incluso se pensaba que «para salvar» a los malos, y al mundo entero de su maldad.

Conclusiones.

En cualquier caso queda demostrado que pensamos con metáforas; que las metáforas constituyen un sistema coherente y que no son neutrales porque afectan a nuestra forma de pensar y a nuestro modo de comportarnos. Por ello no estaría de más tematizar estas metáforas (es decir ponerlas sobre la mesa) y estudiarlas un poco, ver si nos ayudan o nos perjudican, para así, si acaso, poder cambiarlas.

En el fondo esto es un poco lo que vamos a intentar a hacer con esta sección, a ver que tal nos sale.

¿Os habéis dado cuenta de alguna metáfora que usáis?