Wislawa Szymborska

 

Ahora mismo tengo sobre mi mesa, cuatro libros de Wislawa. Uno es la antología «Saltaré sobre el fuego» de Nordica Libros, es una edición muy bien cuidada pero no la voy a comentar porque no me gustan mucho las antologías en general, prefiero un libro que haya construido el autor.

Me cuesta escribir este artículo, porque Szymborska es sin lugar a dudas una de las grandes poetas de la literatura universal. Quizás uno puede llegar a decir este tipo de cosas imprudentemente, pero este no es el caso. Lo digo porque es verdad. Este artículo intenta enmarcarse dentro de las directrices de la iniciativa Adoptaaunautora lamento si incumplo su protocolo en algo (y lamento tardar tanto en escribir). Lo que vamos a hacer es intentar recorrer el camino de lo poético de su mano.

Libro «Dos puntos» de Ediciones Igitur

La poesía empieza con un asombro. Para Szymbroska es el asombro cósmico por la existencia, por la no existencia, aunque ella puede colocarse exactamente en la linea que las separa; como en el poema Ausencia [«Dos puntos»; Ed Igitur] «Faltó poco/ y mi madre podría haberse casado/ con el señor Zbigniew B. de Zsunska Wola./ Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo/ quizás habría tenido mejor memoria para los nombres y las caras».

Hay muchos poemas suyos sobre la falta de presencia o la sensación de ausencia de algo. Y es una ausencia misteriosa o incluso inquietante «En el piso, al fondo, el timbre del teléfono, / de momento sólo por lo del anuncio» es inquietante en el contexto de un poema que se llama «Accidente de tráfico» dice un poco sin decir, casi como si fuera un haiku.

Del mismo modo, cuando dice «si bien, a los que siguen viviendo/ todavía les será de utilidad el paraguas» de «Mañana sin nosotros» En el que uno puede pasar por la lectura de este poema sin apenas darse cuenta de la tensión que encierra.

No se puede escribir poesía si uno no se asombra, pero la poesía de Szymbroska es tan sutil que hay que estar muy atento en su lectura, porque es un asombro por lo que no pasa o falta, como en el poema «Perspectiva», o quizá un asombro por un hecho casi trivial, un «Acontecimiento»; «Una gacela en una repentina huida / y tras ella una leona jadeante y hambrienta (…) Y si no fuera por esa raíz, / que sale del suelo». El asombro podría quedarse ahí, en una fotografía de un momento; y no digo que esto no fuera suficiente. Pero ella se pone en el momento y lo hace ir más allá de un mero acontecer, intenta buscar un sentido a lo que sucede, aunque esto no sea posible «A la pregunta de quién es culpable, / nada, sólo silencio.»

Uno debe preguntarse qué actitud tiene ante el mundo, sobre todo si es poeta. ¿Estamos en el mundo para dejarnos llevar? ¿Para ser como muebles que no hacen nada? ¿Estamos para intervenir en el mundo? ¿Para preguntar? «Falta de atención» «Ayer me porté mal en el cosmos. / Viví todo el día sin preguntar por nada, / sin sorprenderme por nada»

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