Retórica: Ann Nixon Cooper y la niña de Rajoy

 

Aunque esto no es nada nuevo, es más, hace bastante tiempo ya de ambos sucesos; hoy me he acordado, basicamente porque estoy pendiente de una nota del máster en concreto de la asignatura «Teoría de la argumentación»; de una simpática comparación que nos hizo el profesor Luis Vega sobre dos modos radicalmente distintos de enfocar las herramientas que nos puede ofrecer la retórica para realizar un buen discurso, evidentemente distinguiremos entre un buen uso de estas herramientas y un mal uso de las mismas.

Probablemente en un discurso es necesario buscar un equilibrio entre la convicción, la persuasión y la seducción; un discurso convincente si no es persuasivo no consiguirá cambiar la opinión del auditorio, por muchas buenas razones que este presente; y un discurso básicamente persuasivo será ineficaz a largo plazo, salvo que se reitere una y otra vez la persuasión. Aunque la seducción y la persuasión están relacionadas, podemos entender que la en la seducción hay un mayor índice de irracionalidad y probablemente una mayor durabilidad temporal en la capacidad de afectar a la opinión de otro, entiendo que uno puede estar persuadido para hacer algo de lo que no esté del todo convencido, y puede hacer algo que no quiere en absoluto porque ha sido seducido a ello.

Curiosamente el publicista Lus Bassat en su conocida obra «El libro Rojo de la Publicidad» explica muy claramente esta diferencia entre convicción y persuasión/seducción; decimos curiosamente un poco por decir, porque sin duda un publicista es, en esencia, un especialista de la retórica y del discurso argumentativo, aunque este no esté expresado solamente con palabras. En un anuncio publicitario uno puede pensar que lo que tiene que hacer es convencer a otro para que compre su producto, y ese convencimiento sólo podrá estar basado en que el producto es mejor, es más barato, etc… Por el contrario Bassat propone que entendamos las cosas como si estuviésemos conquistando a otra persona; si optamos por una estrategia similar, tipo; «Soy buen@ para ti porque soy alt@, fuerte, atractiv@…» o quizás «tengo un piso en Benidorm…»; lo más seguro es que no conquistemos a nadie; si por el contrario optamos por la seducción, tendremos mayores o menores posibilidades de exito, pero sin duda estaremos más cerca de nuestro objetivo que del otro modo; me vienen a la cabeza casos como los de «¿te gusta conducir?» o la estrategia de comunicación de apple (que por cierto, tenemos pendiente un artículo de un cierto colaborador de entelequia… sobre este tema; y yo no miro a nadie, e…) si os fijáis, en ninguno de estos casos se hace uso de la convicción; pero eso no significa que no estemos ante tipos de discursos argumentativos, si bien es cierto centrados puramente en la persuasión.

Otro caso típico de discurso argumentativo lo tenemos en las conferencias y clases magistrales, en ellas, por el contrario se suele hacer hincapié en la convicción, aun a pesar de caer en esa cierta monotonía que hace que muchos vostecemos en las aulas y lugares de conferencias; podemos comparar distintas formas de discurso sobre un mismo tema, «La democracia» para ver cuán distintas pueden ser, empecemos por esta conferencia del Dr. Roberto Walton (que no tiene nada que ver con Douglas Walton); fijémonos en la retórica, es una conferencia leída, difícil de seguir; por el contrario Gustavo Bueno habla directamente al auditorio y sin leer; utilizando términos sencillos, aunque la presentación no deja de ser monótona y aburrida; por último veamos la conferencia de un no-filósofo (es casi un poeta, con lo bueno y lo malo que esto tiene) Eduardo Galeano, que no intenta teorizar sobre la democracia sino atender al mundo con ejemplos concretos; ¡Qué forma tan distinta de argumentar! Y qué forma tan distinta de presentar las ideas. Por último indico un tipo de conferencia puramente filosófica, la auténtica filosofía, en la que no sólo se intenta convencer o enseñar, sino que se intenta que el interlocutor entienda y se ponga a pensar, la conferencia de Gilles Deleuze sobre «¿Qué es un acto de creación?» Esto me recuerda el final del prólogo de las «Investigaciones Filosóficas«; «No quisiera con mi escrito ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimular a alguien a tener pensamientos propios. Me hubiera gustado producir un buen libro. Eso no ha sucedido, pero ya pasó el tiempo en que yo podría haberlo mejorado.»

Finalmente vamos a presentar ejemplos del discurso político, para que vean ustedes la relevancia de una adecuada utilización de las herramientas que proporciona la retórica; empecemos por uno de los que, probablemente y a nivel retórico, es uno de los mejores discursos que se ha oído recientemente, es el llamado «discurso de la victoria» (VO) de Barack Obama (bueno, en realidad de Jon Favreau); pongo algunos extractos:

Si todavía queda alguien por ahí que aún duda de que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, quien todavía se pregunta si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, quien todavía cuestiona la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta.

(…)

Pero sobre todo, no olvidaré a quién pertenece de verdad esta victoria. Os pertenece a vosotros. ¡Os pertenece a vosotros!

Nunca parecí el aspirante a este cargo con más posibilidades. No comenzamos con mucho dinero ni con muchos avales. Nuestra campaña no fue ideada en los pasillos de Washington. Se inició en los jardines traseros de Des Moines y en los cuartos de estar de Concord y en los porches de Charleston. Fue construida por los trabajadores y las trabajadoras que recurrieron a los pocos ahorros que tenían para donar a la causa cinco dólares y diez dólares y veinte dólares

Adquirió fuerza de los jóvenes que rechazaron el mito de la apatía de su generación, que dejaron atrás sus casas y sus familiares para hacer trabajos que les procuraron poco dinero y menos sueño.

Adquirió fuerza de las personas no tan jóvenes que hicieron frente al gélido frío y el ardiente calor para llamar a las puertas de desconocidos y de los millones de estadounidenses que se ofrecieron voluntarios y organizaron y demostraron que, más de dos siglos después, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no se ha desvanecido de la Tierra.

Esta es vuestra victoria.

Y sé que no lo hicisteis sólo para ganar unas elecciones. Y sé que no lo hicisteis por mí. Lo hicisteis porque entendéis la magnitud de la tarea que queda por delante.(…)

Y por último el final del discurso, que luego pondremos en video; una auténtica obra de arte, en la que se va repasando la historia del siglo XX respecto la lucha por las libertades a través de la vida de una persona, pero una persona real, que estaba presente en ese discurso; Ann Nixon Cooper:

Estas elecciones contaron con muchas primicias y muchas historias que se contarán durante siglos. Pero una que tengo en mente esta noche trata de una mujer que emitió su papeleta en Atlanta. Ella se parece mucho a otros que guardaron cola para hacer oír su voz en estas elecciones, salvo por una cosa: Ann Nixon Cooper tiene 106 años.

Nació sólo una generación después de la esclavitud; en una era en que no había automóviles por las carreteras ni aviones por los cielos; cuando alguien como ella no podía votar por dos razones –porque era mujer y por el color de su piel. Y esta noche, pienso en todo lo que ella ha visto durante su siglo en Estados Unidos- la desolación y la esperanza, la lucha y el progreso; las veces que nos dijeron que no podíamos y la gente que se esforzó por continuar adelante con ese credo estadounidense:

Yes we can (sí, podemos).

En tiempos en que las voces de las mujeres fueron acalladas y sus esperanzas descartadas, ella sobrevivió para verlas levantarse, expresarse y alargar la mano hacia la papeleta.

Yes we can. (sí, podemos)

Cuando había desesperación y una depresión a lo largo del país, ella vio cómo una nación conquistó el propio miedo con un New Deal, nuevos empleos y un nuevo sentido de propósitos comunes.

Yes we can

Cuando las bombas cayeron sobre nuestro puerto y la tiranía amenazó al mundo, ella estaba allí para ser testigo de cómo una generación respondió con grandeza y la democracia fue salvada.

Yes we can

Ella estaba allí para los autobuses de Montgomery, las mangas de riego en Birmingham, un puente en Selma y un predicador de Atlanta que dijo a un pueblo: «We shall overcome» («Lo superaremos»)

Yes we can

Un hombre llegó a la luna, un muro cayó en Berlín y un mundo se interconectó a través de nuestra ciencia e imaginación. Y este año, en estas elecciones, ella tocó una pantalla con el dedo y votó, porque después de 106 años en Estados Unidos, durante los tiempos mejores y las horas más negras, ella sabe cómo Estados Unidos puede cambiar.

Yes we can

Estados Unidos, hemos avanzado mucho. Hemos visto mucho. Pero queda mucho más por hacer. Así que, esta noche, preguntémonos -si nuestros hijos viven hasta ver el próximo siglo, si mis hijas tienen tanta suerte como para vivir tanto tiempo como Ann Nixon Cooper, ¿qué cambio verán? ¿Qué progreso habremos hecho?

Esta es nuestra oportunidad de responder a ese llamamiento. Este es nuestro momento. Estos son nuestros tiempos, para dar empleo a nuestro pueblo y abrir las puertas de la oportunidad para nuestros pequeños; para restaurar la prosperidad y fomentar la causa de la paz; para recuperar el sueño americano y reafirmar esa verdad fundamental, que, de muchos, somos uno; que mientras respiremos tenemos esperanza.

Y donde nos encontramos con escepticismo y dudas y aquellos que nos dicen que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo:

Yes we can

(….)

Aquí tenemos el discurso dicho por el propio Obama:

Como podéis ver, en él están resumidos hitos importantes del siglo XX; hitos que además hacen referencia a uno de los eslóganes de la campaña de Obama, la idea de «cambio»; pero no sólo hace referencia al pasado, sino también explica las dificultades que se van a encontrar en el futuro, y se pregunta qué será de la vida de sus hijos, y cual será su suerte. Pero da un mensaje optimista, nosotros podemos porque hemos podido, esta es la clave del «yes we can».

Sólo nos queda comparar este discurso con un intento burdo y desatinado de imitación de algunas de estas ideas (seguramente la metáfora de los niños, es ya clásica en la comunicación política); el discurso de «la niña de Rajoy», no tiene nada que ver con el que acabamos de examinar; esa niña es una niña hipotética que está presentada para hablar sobre la búsqueda de un futuro mejor etc…

Yo quiero que la niña que nace en España tenga una familia y una vivienda y unos padres con trabajo. Esto es lo mínimo que debemos exigirnos para todos, una familia, una vivienda y unos padres con trabajo. Yo me esforzaré especialmente para que la familia esté atendida, y la vivienda se pueda conseguir y para que no falte trabajo. Quiero conseguir que esa niña, nazca donde nazca, reciba una educación, una educación como la mejor. Quiero que se pueda pasear por todo el mundo sin complejos, porque sabrá idiomas y porque tendrá un título profesional que se cotice en todo el mundo

Quizá intente ser emotivo pero es totalmente empalagoso y fuera de lugar, en este breve extracto vemos cacofonías, reiteraiciones y tópicos manidos… en fin, que tenemos mucho que aprender en este campo.

La única pregunta que quizá me quede por hacer es ¿Quién os seduce más?; ¿Quién os convence más?