Videos no grabados

 

Lo bueno de ser escritor y no director de cine es que tu mirada no tiene porqué afectar al mundo. Al menos lo hace en menor medida. Y tampoco tienes que estar pendiente de grabar. El otro día perdí una grabación muy bonita porque resulta que no le había dado al botón de “grabar”. Era las imagen de la ría con Cortegada al fondo, en primer plano una pequeña señal de tráfico marítimo (como un faro muy pequeño) tras un rato pasa una pequeña lancha de pesca, me gustaban las estelas diagonales vibrantes sobre el agua y los colores de la imagen; el verde de Cortegada, el rojo y el blanco del pequeño faro, y el azul oscuro del agua etc. Intenté grabarla de nuevo pero sólo conseguí que pasara un piragüista, el problema es que no hace tantas estelas.

Hoy me he dado cuenta de otras imágenes que no pude grabar, como a Mateo, mi sobrino, dando sus primeros pasos, o su inseguridad cuando quiere caminar pero no ve dónde agarrarse.

Tampoco he grabado cuando ayer coincidimos por primera vez desde hace más de un año, con algunos amigos de Pontevedra, fue en una carpa que habían puesto en frente del Concello de Pontevedra llena de puestos de venta de productos gastronómicos, era el cumpleaños de Jaime, estaba su hijo, de menos de dos años, y su sobrino de casi la misma edad, se juntaron varias familias (la de Jaime y su hermana Carmela) también vinieron Kino y Sofía que está embarazada, al final era interesante ver a todos juntos, daba la sensación de que ahí se formaría una pequeña tribu.

Recuerdo otras grabaciones que no llegué a hacer nunca pero que retengo en la memoria, como cuando fui a casa de mis primos en Sóller, estaban casi todos; los tropecientos hijos de mi prima Marga, los de mi primo Paco, y los de mi primo Víctor (creo que faltaban los de Carlos). Estaban todos jugando en la piscina. Yo me senté en una silla y después de un rato mi prima se levantó a buscar algo en la casa y sentí que me lanzaba algo; al momento una bebé bien gordita y sonriente me estaba dando palmaditas en la cara.

No olvido tampoco, de mi propia infancia, cuando uno de mis primos, que era un abusón me estaba haciendo aguadillas, e intenté pegarle con todas mis fuerzas, obviamente sin conseguir nada, pero tenía ganas de matarlo.