Por Uxío P.R.
Estaba él pensando, y pensando, pensando, le dio por pensar en la noticia{target=”_blank”} de una supuesta llamarada o radiación solar que podría acabar con el fluido eléctrico en toda la Tierra durante meses en el año 2013, en las protestas conjuntas de millones de ciudadanos en todo el primer mundo por no poder secarse el pelo con secador, utilizar la vitrocerámica o navegar por internet.
Pero también en los robos, los suicidios, el caos, el crack de los mercados que produciría el hecho de estar unos meses sin luz, pensó en lo incómodo que se siente en su casa cuando se va la luz por un día, y cómo sigue pulsando los interruptores aún sabiendo que no hay energía, como si de un acto reflejo vital se tratase.
Pensando en ello se dio cuenta de lo frágil que es la especie humana, de cómo nos hemos distanciado de los primeros homínidos que utilizaron herramientas naturales para sobrevivir a las demás especies, y cómo un simple suspiro del astro rey nos podría dejar sin defensas.
Entonces le vino a la mente lo rápido que podría cambiar las cómodas vidas de muchos hombres en un suspiro, y cómo estos hombres no contemplan siquiera esta posibilidad, ya que el mundo es como ellos quieren porque ellos manejan el mundo.
Cuando pensaba en esto, otro pensamiento se le cruzó, y era el catastrofismo, quizá esa noticia era una exageración, -seguro que eso es imposible-, el mundo que hemos construido es sólido, duradero, es imposible que la humanidad, que ha destinado para sí misma el 60% de los recursos del planeta, no sea capaz de anteponerse a algo así, aunque realmente ocurriese.
¿Podría ser que un fenómeno como aquél motivase un cambio de mentalidad en el hombre?, la verdad, pensándolo bien, no le pareció sostenible que una sola especie monopolice los recursos del planeta, y las 1.75 millones de especies restantes tengan que sobrevivir con las migajas que no le interesan al hombre, pensaba que el equilibrio entre especies era algo imprescindible.
Pensando en todo esto concluyó que sin duda podríamos vivir sin electricidad, pero nos sería realmente duro y complicado vivir solos en este planeta, acompañados en exclusiva de especies parásito que puedan sobrevivir y aprovecharse de nuestro propio sistema.
Un ruido agudo lo sacó de sus pensamientos, era el despertador sobre su mesilla de noche, -¿cómo voy a aguantar todo el día sin apenas haber dormido?-, no podía volver a ocurrirle, no podría soportar otro día en la fábrica sin haber dormido las horas que recomienda la OMS, mañana si volvían a invadirle pensamientos, trataría de evitarlos, porque al final se veía perjudicado.