Por Juan Vidal Fraga.
Lo sepan o no, todos los seres humanos necesitamos su presencia. La vida, sin ella, es algo roto, pobre y triste. Su ausencia genera un vacío, que nada, ni nadie podrá llenar. Vaga uno sin rumbo, sintiendo que algo le falta, pero, parece, pocos son los quese dan cuenta de cual se la causa de esta carencia. Incluso, muchos de ellos, que barruntan sea ella, escapande reconocerla, ¡como si le tuviesen miedo! Si miramos a la gente que nos rodea, podemos captar que, ella, no forma parte de la vida de una gran mayoría. De ahí tanta tristeza, aburrimiento, ansiedad, angustia, soledad, abatimiento, depresión y un sifin más de reacciones producidas por su lejanía.
Por el contrario, cuando está presente todos la notan, ¡ilumina lasmiradas de un brillo especial! ¡Irradia esplendor y vivifica todo lo que toca! ¿Cómo es posible que pueda ignorarse su existencia? Quién la ha conocido, ya no puede vivir sin ella. Le es tan necesaria como el aire que respira. Delicada es su caricia, como la brisa que pasa. Y deja profunda huella en el hondón del alma. Hace aflorar la alegría de vivir y abre laspuertas de la felicidad. Es la que nospermite cruzar el umbral del misterioy regresar para contarlo. Dije, hace tiempo, que quien no sepa mirar desde su ser, es un ciego que se pierde lo mejor del mundo. Es tan penetrante, que clarea la noche y nos hace ver en la oscuridad.
Con mercaderes y egoístas, se evade, no acepta ser encerrada en la mezquindad. No la busquéis en tiendas o supermercados, ni se deja comprar, ni vender. No tiene precio, es gratis. Está disponible para todos, pero sólo los puros y generosos podrán alcanzarla. Pasa del lujo, no es terreno propicio que surja. La llenan de espanto, los que nada quierensaber de los pobres, los enfermos, los solitarios. La mayor parte de los queviven en soledad, son víctimas de su ausencia.
Suele estar en el sexo, pero puede prescindir de él. Con ella el sexo es hermoso; sin ella, es satisfacción de lacarne. Se da siempre en el amor, pero puede existir sin él. No es bueno vivir sin amor, pero no moriremos si nos falta. Sin ella, la vida carece de sentido y nos convertimos en seres dominados por la materia.
A todos, los que la conocen, les gustaría más expresarla, que recibirla; pero cuando ambas influenciasse funden en un abrazo, ¡nos entra elvértigo de la embriaguez! Su habitat más frondoso, donde resplandece con toda su rica hermosura, es la intimidad. Si bien la gran intimidad brota del amor, ella es capaz de crear una que nada tiene que envidiar a la anterior.
Ha cambiado el curso de la Historia, convirtiendo a los hombres en seres humanos. Fueron las mujeres, las primeras en sentirla y las que impregnaron la convivencia con sufragancia embelesadora. Desde sufragilidad, ha vencido a la fuerza y las páginas más brillantes de la Historia, fueron posibles gracias a ella. Como, por el contrario, las más negras son fruto de haberla olvidado o despreciado. Sobre sus débiles hombros, descansa la solidez de la vida humana.
Creo que, a estas alturas, ya sabrán de quién les hablo, pero si aún no han caído en la cuenta, ahí va su nombre para que nunca lo olviden: LA TERNURA.
Juan Vidal Fraga.
Artículo extraído de la revista «La Bata del Camaleón»
nº 4
Julio 2005