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Por Uxío P.R.Cuanto tiempo hacía que deseaba dedicar un pequeño artículo a dos hombres que representan como ninguno lo que fue la conquista del Nuevo Mundo en pleno siglo XVI.
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Por todos es conocida las historias de Hernán Cortés, que con su picardía terminó liderando la conquista de América, y digo picardía porque el gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, iba a cesarlo por desconfianza, justo antes de que casualmente Hernán Cortés partiese a la aventura apresuradamente con los hombre que pudo reunir.
Y es que los protagonistas del artículo, pese a no ser muy conocidos históricamente, representaron como ninguno el encuentro, trágico y cruel, pero también con su lado humano, de dos mundos que durante siglos quedaron separados por un océano, una enorme distancia en la época, por lo que si hoy se produjese un encuentro entre dos poblaciones de planetas distintos, el caso que nos ocupa sería todo un antecedente de estudio, personas con leguas, costumbres y culturas distintas.
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En 1510 una expedición marítima fue presa de una terrible tormenta, la mayoría murió en el naufragio y los supervivientes, que consiguieron alcanzar la costa de la Península del Yucatán, tuvieron el primer encuentro con los grupos mayas predominantes en la zona, un encuentro inicialmente violento.
Los españoles no volvieron a tener noticias de los ocupantes de aquel barco, dándolos por muertos; sin embargo, en 1519, es decir, nueve años después, Cortés en su exitoso proceso de conquista, llegó al lugar, y se enteró de que dos españoles vivían allí, junto a los indios, desconocían cómo podían haber llegado a aquel desconocido entorno.
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Sólo dos personas sobrevivieron a aquel naufragio y a la hostilidad inicial de los mayas, y fueron los protagonistas de esta pequeña historia de la historia, Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar.
Don Jerónimo de Aguilar era un fraile, en esos nueve años sobrevivió como esclavo de un cacique (jefe) local, en 1519 Hernán Cortés le envió una carta para que se reuniese con su ejército, consciente de la importancia de contar con un hombre con sus conocimientos.
Aguilar tuvo que pedir permiso a su cacique para acudir al encuentro con los otros españoles, y no sólo lo obtuvo, sino que su amo hizo que un grupo de indios lo acompañase y pidiesen la paz con los españoles (cosa que a posteriori no sería concedida).
Sus conocimientos de la lengua local y costumbres fueron fundamentales en el proceso de conquista de América; durante toda su estancia como esclavo, tuvo siempre muy presente su cultura, y volvió sin pensárselo a su primera oportunidad.
Diferente fue el caso de Gonzalo Guerrero, el otro superviviente,
inicialmente tuvo que soportar las duras condiciones de esclavo, igual
que su compañero español, pero en las batallas contra otras tribus
tomaba partido, mostrando sus dotes para la estrategia bélica y
contribuyendo con ello a la
victoria.{.alignright}
Un día, acompañando a uno de sus amos atravesando un río, el amo fue atacado por un caimán, y Gonzalo, con valentía, dio muerte al animal, cuando tenía una posibilidad muy fácil para escaparse, lo que le valió el reconocimiento y la libertad.
Su integración en la cultura local fue tan grande que llegó a liderar múltiples expediciones bélicas con éxito, tatuarse y mutilarse la zonas propias de un guerrero de su rango, y como colofón, se casó con una princesa, para convertirse en uno de los líderes de aquella población, que ya era su pueblo.
Su conversión era tan férrea que incluso aceptó el sacrificio humano de su primera hija, para terminar con la plaga de la langosta, Guerrero pasó de conquistador español, a jefe maya.
Cuando en 1519 recibe la carta de Hernán Cortés, su antiguo compañero de naufragio, Jerónimo de Aguilar, temía ya la respuesta de Gonzalo, pues sabía que al culturizarse como maya, había perdido ya su identidad española, y efectivamente Gonzalo rechazó volver con los españoles para quedarse en el Yucatán, pues allí estaban su familia y su vida.
Entonces, Gonzalo Guerrero se dedicó a entrenar a los indios para
repeler a los conquistadores españoles que sabía que iban a llegar, les
enseñó a no tener miedo de los caballos (en esa zona nunca los había
visto), ni de las armas de fuego, para intentar salvar el paraíso en el
que vivía, que hoy constituye el parque de Champotón.
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Sin embargo, Gonzalo Guerrero tenía que ser consciente de la superioridad bélica de los españoles, pero aún así decidió luchar, y por ello, Francisco de Montejo, encargado de conquistar la zona junto a un ejército en cuatro navíos, relató la especial resistencia que encontró en el Yucatán.
Y es que Gonzalo Guerrero dedicó todos sus esfuerzos a ayudar y combatir
a los españoles en diferentes zonas y colaborando con diversas
poblaciones mayas, convirtiéndose así en una especie de leyenda entre
los mayas, y en uno de los hombres más buscados por los propios
españoles.
En cada nuevo territorio conquistado los españoles interrogaban a los
guerreros para averiguar su paradero, y a esto respondían con mentiras,
como que había muerto de forma natural o que se encontraba en un lugar
incorrecto.
La muerte de Gonzalo Guerrero llegó en el año 1536, mientras ayudaba al cacique de Ticamaya con 50 canoas, debido a una flecha que lo atravesó a la altura del ombligo, y un arcabuz lo remató, algo irónico, pues en España Gonzalo era arcabucero.
Los historiadores españoles intentaron hacer pasar a Gonzalo Guerrero
como un traidor, un hereje (ya que negó a Cristo) y un enemigo de la
patria, el propio Jerónimo de Aguilar, fraile que siempre fue fiel a su
Fe, se encargó de decirlo.
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando Méjico fue por fin liberado en
el siglo XIX, entonces los libertadores mejicanos, muchos de ellos
descendientes de esos antiguos conquistadores, comenzaron a sentir
respeto y pasión por la antigua cultura maya, que en sus días luchó por
su tierra.
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Y Gonzalo Guerrero encarnó como ninguno la lucha contra la opresión y el colonialismo, pasando a convertirse en un verdadero símbolo de la lucha por la libertad, y han utilizado su nombre en lagos, himnos y calles, y han construido estatuas que lo recuerden, al hombre que representa el mestizaje, y que pasó de ser un villano a convertirse en el héroe de un país.
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